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Lata Bimbo

(23h.) Vengo cansado en el bus, la batería de mi celular acaba de marcar cero desde hace rato y no tengo como distraerme. La lectura que seguía a través del celular, quedó interrumpida forzosamente. Quería  distraerme pero no tenía como. No quería pensar.

Pasados veinte minutos, llego a mi destino. Al rededor de diez cuadras me separan de mi hogar. Mientras avanzo entre la gente, los ambulantes, los mototaxistas, propios de un paradero de cono, me resistía a ir caminando, sabia que el caminar y no tener nada que me distraiga, me iba a arrastrar indefectiblemente, y como mi naturaleza manda, a la acción del análisis, al sondeo intencionado, a pensar, a cuestionar, los acontecimientos recientemente suscitados.

Por haber hecho denodados esfuerzos por distraerme, había olvidado la sed que traia desde hace horas. Solo al ver a un tipo bebiendo un vaso helado de chicha recordé la sed que tenía. Es verdad tenía sed y bien podría haber comprado un agua mineral, una chicha, o una gaseosa para aplacarla, pero decidí que era mejor una cerveza. "Una o dos latas pensé".

Mientras buscaba una tienda evitaba huir de mis cavilaciones pero no fue posible. Mis pensamientos me invadieron y me pusieron triste. Me pusieron furioso por instantes, resignado por momentos. Resumiendo, sentí una resignada tristeza furibunda.

Me costó mucho encontrar un lugar donde vendieran cerveza. Fue al final de mi recorrido que no me quedó otro remedio que entrar a una bodega cerca a mi barrio. Hubiera preferido encontrarla al principio del recorrido de las diez cuadras para ir sorbiéndola de a pocos, saboreando su textura, atragantándome eventualmente, al tomar una o dos bocanadas de lúpulo, pero no fue así.

Resignado así, decidí entrar a una bodega cerca a casa. Pensé "ya no compraré dos latas, para que?, si estoy a dos pasos de casa, no me dará tiempo de acabarlas, no pienso sentarme en mi escalera a tomar solo por acabar las dos latas. Entré ademas algo frustrado pro que yo quería "dos latas", pero sabía que tenía que pedir solo una. A veces hay que conformarse solo con la mitad, dije hacia mi mientras ingresaba.

Cuando entré a la bodega me tomó por sorpresa no encontrar al chato tendero de toda la vida, si no a la dueña. Dueña a la que por razones que no revelaré aquí, la llamo de cariño "prima". Al darme cuenta de su presencia y la de su madre, mi "tía", esperé pacientemente que atendiera al cliente de turno. Le cobro diecisiete soles veinte. Sonreí para mi mismo de la casualidad : "S/.17.20" diecisiete-dos. La fecha de mi nacimiento. Tomé esa señal de algún augurio, no bueno ni malo, solo como un entremés a una premonición, revelación o descubrimiento.

Mi "prima" y yo nos saludamos amicalmente pero divididos por el mostrador de fierro. Me consultó sobre lo que deseaba pedir, "otra vez cerveza!" me reprendió como si fuera su pequeño hermano, "si, solo para conciliar el sueño" le dije algo avergonzado, eso, y además de corregir mi pedido. Ya no pedí una cerveza, si no dos. Me atendió con excesiva cortesía. La misma excesiva cortesía que le afloraba, que noté cuando atendía a mi padre, a mi madre, o a alguna persona que era, "o consideraba", de su familia.

Mientras me atendía me preguntó rápidamente por mi enamorada, me consultó si seguía con ella dado que hacia mucho tiempo no la veía. Me preguntó si ella era la chica con la cual hace muchos años andaba. "La chica con la que estas ahora, es con la que estuviste hace muchos años verdad, por que primero estuviste con ella, luego me presentaste a otra, y ahora veo que has retomado a la anterior, que bueno que hayan regresado" me dijo de lo mas natural. En ese momento deseé que sus labios fueron el oráculo mismo, y que todo aquello que dijo, haya sucedido de verdad. Pero no fue así. Le aclaré que mi actual enamorada había sido siempre mi amiga, y que recien hace poco decidimos juntarnos. Me respondió con un "ahh yaa", como si le hubiera informado sobre el clima que azotaría Lima, la mañana siguiente.

Pagué la cuenta con el sencillo que me quedaba. Ella hizo mal el calculo, o quizá se distrajo con algo. Le corregí, indicando que faltaba un sol, Ella asintió de lo mas natural. Con la misma naturalidad con la que el segundo siguiente me llamó con un paquetito en la mano, sacudiéndolo. "Primo, toma te regalo esto". Era un paquete de kekitos marca Bimbo.  No sé si lo hizo por redimirse del error, o por que realmente tenía la intención de obsequiarme aquello, Ahora que lo pienso no se si suele hacer usualmente con sus clientes, o solo lo reserva para "la familia". Solo sé que consiguió que a su local ingresará un hombre algo triste, agotado, y con ganas de dormir ayudado por el alcohol para no pensar, y a cambio, devolvió un joven, alegre, sonriente, y feliz. "No todos pueden hacer eso de manera espontanea", dije a viva voz, mientras caía en cuenta de las cosas que había logrado en mi aquella pequeña transacción de dinero por cerveza.

"Debería haber mas gente con ese don" fue lo último que pensé antes de acostarme en mi cama. Sin darme cuenta que había logrado involuntariamente mi cometido.

No pensar.

Entonces mi teléfono timbró. Alguien llamaba...



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El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos ni si siquiera quien lo siente sabe de donde viene. Es un arma de doble filo. Al tiempo que herimos al contrincante, nos herimos a nosotros mismos. Cuanto mas grave es la herida que infligimos, mas grave es la nuestra. Puede llegar a ser fatal. Pero no es fácil librarse de el. Usted tambien debe tener cuidado, señor Okada. El odio es muy peligroso. Y, una vez ha arraigado en nuestro corazón,extirparlo es una tarea titánica. -Tomado de "Cronica del pajaro que da cuerda al mundo"

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Son Kevin y Winnie. Son Shrek y Fiona. Son Homero y Marge. Son Mickey y Minnie. Son Melman y Gloria. Son Nopo y Gonta. Son mis papás. Mamá nos pica la comida, pero papá nos invita de su plato. Papá baila, pero mamá sonríe hermosamente. Mamá prepara la mejor comida, pero papá cocina el mejor Olluquito con charqui de la historia. Papá grita, pero mamá le hace saber cuándo se está excediendo. Papá ronca, pero mamá lo calla. Papá reniega, Mamá se burla. Mamá usa las hechos, pero papá usa las palabras. Papá le dice “Chacuas”, pero mamá le dice “Cholito”. Mamá escucha " baladas en Inglés" , pero papá escucha música latinoamericana(para escuchando a Max Salvador) . Papá maneja, pero mamá lo dirige. Papá a veces cojea, pero mamá lo cura. Papá duerme de tarde, Mamá limpia por la tarde.  Mamá tiene un lunar hermoso en el ceño , pero papá tiene las manos rudas de tanto trabajar. Mamá siempre me extraña, pero Papá lo demuestra. El primero no funciona sin el segundo y e