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Nunca Confíes

Si bien estas reflexiones nacieron como un pasatiempo multitudinario, es decir, no todos los items fueron escritos por mí, persiguen una intención: prevenir de la gente que sobreactúa o disimula habitualmente. Gente que se deja ganar por la culpa, el ego o el exhibicionismo. Gente que oculta, maquilla, miente, exagera, porque teme la desaprobación, porque le cuesta admitir sus imperfecciones, sus pequeñas cobardías. 

Por un lado, es difícil encontrar en el entorno gente verdaderamente confiable. Por otro lado, es peligroso confiar.

Lo bueno de la lista es que es larga y útil.
Lo malo, es que tú también apareces en ella.    

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  • Nunca confíes en un hombre que se pinta las canas.
  • Nunca confíes en una mujer que, bordeando la base seis, insiste en ponerse minifaldas.
  • Nunca confíes en una mujer que se ha operado muchas veces y tiene el cutis tan estirado que sus facciones ya son irreconocibles.
  • Nunca confíes en una mujer que se maquilla demasiado.
  • Nunca confíes en alguien que no acepta el paso de los años. Que reniega de la modernidad, que no puede dejar de ensalzar el pasado.
  • Nunca confíes en un hombre que usa muchos productos. Que se aplica un gel limpiador antes de embadurnarse la cara con crema humectante y exfoliante.
  • Nunca confíes en una mujer que se asquea exageradamente de una exhalación escatológica, como si ella jamás hubiera liberado un flato accidentalmente.
  • Nunca confíes en un hombre que se jacta de sus performances sexuales, y cuya mentira favorita es “tres al hilo sin sacarla”.  
  • Nunca confíes en alguien que nunca está triste, que cada vez que lo ves se muestra alegre, exitoso, radiante.
  • Nunca confíes en alguien que al saludarte te aprieta la mano con mucha fuerza. Ni en alguien que, por el contrario, te da la mano demasiado blanda, chorreada.
  • Nunca confíes en alguien que comenta sus propios post. Ya sea en Facebook, Twitter, o Blog. 
  • Nunca confíes en solo escucha un tipo de música.
  • Nunca confíes en alguien que tira basura en la calle y sigue su camino sin la menor culpa.
  • Nunca confíes en alguien que, mientras baila contigo, mira todo el tiempo alrededor, como pendiente del auditorio.
  • Nunca confíes en alguien que no puede ir solo(a) al cine o al teatro. 
  • Nunca confíes en alguien que tiene más de un disco de Arjona, o más de un libro de Cohelo.
  • Nunca confíes en alguien mayor de 25 años que no sabe quién es Mario Bross, o que nunca jugó Pac Man.
  • Nunca confíes en una mujer que se molesta cuando le avisas que vas a recogerla en taxi.
  • Nunca confíes en alguien que se precia públicamente de saberlo todo: que ya vio la película que estás comentando; que ya estuvo antes en el lugar que acabas de visitar; que ya hizo el viaje magnífico del que tú recién has regresado; que se refiere con superioridad a todo aquello que a ti te resulta nuevo, desconocido y, por lo mismo, maravilloso. 
  • Nunca confíes en alguien que es monotemático: que habla  únicamente de fútbol, únicamente de política, únicamente de autos, etc. O más trágico: únicamente de sí mismo.  
  • Nunca confíes en alguien que maneja el auto con el vidrio abajo y el reggaetón a todo volumen.
  • Nunca confíes en alguien que es incapaz de preguntarte cómo estás. Que a lo mucho te dice Y tú qué tal.
  • Nunca confíes en alguien que, dentro de un ascensor, no te devuelve el saludo.
  • Nunca confíes en alguien que, después de una foto grupal, pide la cámara para poner zoom y ver qué tan bien o mal salió retratado. Y que, si no le gusta lo que ve, tiene la soberana concha de pedirle al grupo posar de nuevo.
  • Nunca confíes en alguien que pasa más de dos horas diarias en el Facebook, que tiene toda su vida expuesta allí, y que presume de tener cada vez más contactos. O peor: que cree que esos contactos en realidad son sus amigos.
  • Nunca confíes en alguien que es adicto al Casino o al Hipódromo. Que cree que el azar puede controlarse. 
  • Nunca confíes en alguien al que le cuesta mostrarse vulnerable. Que es incapaz de decir fallé, lo siento, perdí, la cagué, perdón, no sé hacerlo, no estoy preparado.
  • Nunca confíes en un novio(a) que se dirige a ti del mismo modo en que pudo haberse dirigido a cualquiera de sus parejas anteriores: gordito, bebe, amor, flaca, etcétera.   
  • Nunca confíes en alguien que maltrata a los demás. Los tiranos siempre son gente reprimida.
  • Nunca confíes en alguien que, para referirse a la numerosa asistencia de un determinado evento, usa expresiones absolutistas y huachafas como: “estuvo todo el mundo” o “estuvo toda la gente”. (La variante gentita ni siquiera la menciono por verguenza ajena).
  • Nunca confíes en alguien que no puede pasar un fin de semana sin ruido, ni juerga, ni farra, ni bullanga. Que le cuesta pasar una noche consigo mismo.
  • Nunca confíes en la verdad de los medios de comunicación.
  • Nunca confíes en alguien que, aunque tiene tu número telefónico, el día de tu cumpleaños te saluda a través de las “redes sociales” con frases trilladas comopásala súper, pásala mostro, pásala lindo, pásala regio, pásala excelente, pásala bravazo.
  • Nunca confíes quien te suprime del Facebook, y en persona te saluda como tu amigo de toda la vida. 
  • Nunca confíes en alguien que acostumbra confundir tu nombre. Da que pensar.
  • Nunca confíes en un supuesto amigo que, después de un encuentro casual en la calle, te pide intercambiar celulares, lanza promesas como “te llamo de todas maneras” o “tenemos que juntarnos”, pero nunca se preocupa por cumplirlas. 
  • Nunca confíes en un teórico "amigo" que cuando está con pareja desaparece por completo de tu vida y solo te saluda por el chat 
  • Nunca confíes en alguien que no te mira a los ojos cuando te habla.
  • Nunca confíes en alguien que en el Messenger expresa sus afectos con abreviaturas del tipo “tkm” o “IlovU”.
  • Nunca confíes en alguien que oculta su edad, su origen. Alguien que no le gusta hablar de su pasado. O peor aun, le duele.
  • Nunca confíes en alguien que quiere parecer interesante; que se toma demasiado en serio; que se cree importante, o peor: imprescindible.
  • Nunca confíes en el aprecio desmesurado de un tío de cariño que no te ve hace años.
  • Nunca confíes en alguien que te elogia con zalamería. Algo busca.
  • Nunca confíes en los curas. En ninguno.
  • Nunca confíes en quien te invita un trago, cuando te ha conocido hace menos de treinta minutos.
  • Nunca confíes en un adulto cuyos únicos amigos siguen siendo los del colegio. O los del grupo juvenil.
  • Nunca confíes en el amor exclusivo de una bailarina. 
  • Nunca confíes en los chefs que se visten como cirujanos y lucen limpios, impolutos, pulquérrimos. Hay oficios que necesitan algo de suciedad.
  • Nunca confíes en un médico que se apura en darte un diagnóstico. Pero confía menos en el que se demora mucho. 
  • Nunca confíes en los desodorantes con descuento.
  • Nunca confíes en las observaciones del empleado que te vende una prenda de vestir. Que dice cosas como “el terno le queda bonito, señor”. El día que te pongas el terno frente al espejo de tu casa, te sentirás estafado.
  • Nunca confíes en una mujer que te dice “no me hagas perder el tiempo” o “lo nuestro no tiene futuro”. Pero tampoco en la que te dice “eres el amor de mi vida”, “eres lo mejor que me ha pasado”, o “anoche estuviste increíble”. 
  • Nunca confíes en un hombre que se ufana de tener un pene kilométrico.
  • Nunca confíes en alguien que se jacta de el bien, la moral, la decencia, la ética propia. Es muy probable que te lleves una sorpresa si abrieras el segundo cajón de su mesa de noche.
  • Nunca confíes en una persona que no puede vivir sin su celular. Y que ademas, lo hace notar a todos sus amigos con frases como "buuuuu no tengo celuuuu".
  • Nunca confíes en quien no tiene celular.
  • Nunca confíes en un dentista que tiene la pared de su consultorio decorada con decenas de diplomas y certificados.
  • Nunca confíes en alguien que abusa del spanglish, que siempre está fashion ocute, que todo le parece cool, que cuando se indigna dice ¡What the fuck!; y que no suele asistir a reuniones ni tertulias sino a after parties.
  • Nunca confíes en alguien que dice brasier en lugar de sosténcasinos en vez decartastrusa en vez de calzónjetear en vez de besar; cabello en lugar de pelo.
  • Nunca confíes en alguien que, cuando se ríe, aplaude.
  • Nunca confíes en el personaje que organiza la chanchita.
  • Nunca confíes en un hombre que lleva el pelo amarrado con un colette.
  • Nunca confíes en un taxista que te quiere cobrar barato.
  • Nunca confíes en quien te pide la hora en la calle.
  • Nunca confíes en alguien que normalmente critica a los chilenos pero que hace todas sus compras en Saga, Ripley y Wong.
  • Nunca confíes en alguien que se autodenomina y autocalifica.  
  • Nunca confíes en alguien que, ante un problema, adopta rápidamente el papel de la víctima. Que tiene complejo de artista de cine hindú.  
  • Nunca confíes en la gente que habla con diminutivos. Que no pide permiso, sinopermisito. Que deja la puerta juntita. Que solo se demora cinco minutitos.  Que vuelve ahorititita
  • Nunca confíes en alguien que dice estar siempre muy ocupado.
  • Nunca confíes en el amigo gay de tu novia. Nunca.
  • Nunca confíes en el amigo que se ofrece para jalar a tu novia hasta su casa.
  • Nunca confíes mucho en tus primos, ni en tus sobrinos, ni siquiera en tus hermanos.
  • Nunca confíes en la gente que dice haberte perdonado.
  • Nunca confíes en nadie.
  • Apenas confía en ti.
  • Pero no siempre. 
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Vivir sin confiar podria convertirse en una paranoia total, pero es necesario un poco de desconfianza, para poder confiar.

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Odio

El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos ni si siquiera quien lo siente sabe de donde viene. Es un arma de doble filo. Al tiempo que herimos al contrincante, nos herimos a nosotros mismos. Cuanto mas grave es la herida que infligimos, mas grave es la nuestra. Puede llegar a ser fatal. Pero no es fácil librarse de el. Usted tambien debe tener cuidado, señor Okada. El odio es muy peligroso. Y, una vez ha arraigado en nuestro corazón,extirparlo es una tarea titánica. -Tomado de "Cronica del pajaro que da cuerda al mundo"

25 Años.

Son Kevin y Winnie. Son Shrek y Fiona. Son Homero y Marge. Son Mickey y Minnie. Son Melman y Gloria. Son Nopo y Gonta. Son mis papás. Mamá nos pica la comida, pero papá nos invita de su plato. Papá baila, pero mamá sonríe hermosamente. Mamá prepara la mejor comida, pero papá cocina el mejor Olluquito con charqui de la historia. Papá grita, pero mamá le hace saber cuándo se está excediendo. Papá ronca, pero mamá lo calla. Papá reniega, Mamá se burla. Mamá usa las hechos, pero papá usa las palabras. Papá le dice “Chacuas”, pero mamá le dice “Cholito”. Mamá escucha " baladas en Inglés" , pero papá escucha música latinoamericana(para escuchando a Max Salvador) . Papá maneja, pero mamá lo dirige. Papá a veces cojea, pero mamá lo cura. Papá duerme de tarde, Mamá limpia por la tarde.  Mamá tiene un lunar hermoso en el ceño , pero papá tiene las manos rudas de tanto trabajar. Mamá siempre me extraña, pero Papá lo demuestra. El primero no funciona sin el segundo y e