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No es lo mismo


¿Y si resulta una opción?
Igual al final no te darás cuenta. O no te darás cuenta del final, que no es lo mismo.
Porque llega un momento en que las circunstancias te obligan a pensar.
Y piensas. Piensas. Piensas.
Lo piensas.
Y el pensar hace que recapitules.
Y recapitulas lo bueno. Y recapitulas lo malo.
Recapitulas lo irrecapitulable.

Y entiendes que quizá has hecho todo. O quizá te falta mucho por hacer.
O todo está hecho ya, que no es lo mismo.
Y te das cuenta que si hubo una pena, tal vez le diste más valor del que le correspondía.
O te das cuenta que igual valió la pena, que no es lo mismo.
Y te ríes. Te ríes como siempre te reíste. Porque en el fondo te sientes bien, o inconscientemente quieres dar a entender que te sientes bien.
"Bien, yo siempre estoy bien".
Quizá ni tú sabes que en realidad no es así.
Porque querer hacerlo no significa querer buscar una salida.

Es entender que quizá ya es hora de salir, que no es lo mismo.
No se trata de abandonar la fiesta porque está en un mal momento o porque llegó un punto en que ya no encajabas en ella.
Se trata de irse en lo mejor de la fiesta, para que nadie te quite lo bailado y los demás sigan bailando sin notar que te fuiste. Es entender que aunque te digan que aún queda mucho por bailar, tú ya bailaste lo suficiente. Y sabes que lo bailaste bien.
Y ese suficiente basta, y te olvidas cuando siempre repetías que querías más de todo.
Más y más. Siempre más.
Y te sorprendes comprobando que ya no tienes ganas de pedirlo.
O quizá lo que ya no tienes son fuerzas para hacerlo, que no es lo mismo.

Y ves que toda esta rareza que te sacabas en cara, se manifiesta también en cosas como esta.
Porque te vas feliz. Y aunque en el fondo quizá no sea así, no importa, porque nunca te diste cuenta de ello.
O crees que nunca lo hiciste, que no es lo mismo.
Te vas feliz.

Sin despedirte, sin pedir permiso, sin detenerte.
Con lo pensado. Con lo recapitulado.
Sin la pena. Con la sonrisa. Sin dudas.
Porque se hace o no se hace... pero no se intenta, al menos mas de tres veces.

¿Y si resulta una decisión?

"¿Esto es el final? 
Y si es así, dime :
¿me vas a extrañar?”

Por que yo no te extrañaré. O quizá no tenga ganas de extrañarte, que no es lo mismo. 



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El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos ni si siquiera quien lo siente sabe de donde viene. Es un arma de doble filo. Al tiempo que herimos al contrincante, nos herimos a nosotros mismos. Cuanto mas grave es la herida que infligimos, mas grave es la nuestra. Puede llegar a ser fatal. Pero no es fácil librarse de el. Usted tambien debe tener cuidado, señor Okada. El odio es muy peligroso. Y, una vez ha arraigado en nuestro corazón,extirparlo es una tarea titánica. -Tomado de "Cronica del pajaro que da cuerda al mundo"

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Son Kevin y Winnie. Son Shrek y Fiona. Son Homero y Marge. Son Mickey y Minnie. Son Melman y Gloria. Son Nopo y Gonta. Son mis papás. Mamá nos pica la comida, pero papá nos invita de su plato. Papá baila, pero mamá sonríe hermosamente. Mamá prepara la mejor comida, pero papá cocina el mejor Olluquito con charqui de la historia. Papá grita, pero mamá le hace saber cuándo se está excediendo. Papá ronca, pero mamá lo calla. Papá reniega, Mamá se burla. Mamá usa las hechos, pero papá usa las palabras. Papá le dice “Chacuas”, pero mamá le dice “Cholito”. Mamá escucha " baladas en Inglés" , pero papá escucha música latinoamericana(para escuchando a Max Salvador) . Papá maneja, pero mamá lo dirige. Papá a veces cojea, pero mamá lo cura. Papá duerme de tarde, Mamá limpia por la tarde.  Mamá tiene un lunar hermoso en el ceño , pero papá tiene las manos rudas de tanto trabajar. Mamá siempre me extraña, pero Papá lo demuestra. El primero no funciona sin el segundo y e